“O sea, generalmente la palabra joto, está acompañado del pinche. Es triste, porque jotear es bien saludable.” dice Bárbara Durango dentro del corto documental Atípico. “Para mi ser Drag Queen es una transgresión” continua.
Bárbara Durango es el nombre artístico, personalidad alterna y otra faceta de Ricardo. Ricardo es diseñador de modas, estudia arte y da vida a Bárbara Durango en sus shows de Drag Queen
Una Drag Queen es un hombre, vestido de mujer interpretando un papel exagerado de los estereotipos de género. Hoy en día hay muchos que lo reducen a “la vestida” pero es un acto conocido como genderfuck que tiene como fin cuestionar el sistema binario de género impuesto por la sociedad actual. No se tiene que ser gay para ser drag, la sexualidad es un punto a parte dado que la drag crea una personalidad separada, un personaje que está representando, esto lo diferencia de los trans y travestis dado que estas posturas sí están relacionadas a una percepción de género.
El movimiento subcultural de las Drag Queens ha crecido y mutado a lo largo de la historia pero el entretenimiento y la burla siempre han sido su centro. Nace en el siglo XIX como una forma de comedia en torno a la burguesía victoriana y desde entonces se mantuvo como un recurso de entretenimiento relativamente popular, hasta la llegada del radio, momento en el que empezó a declinar su popularidad y tender hacia los establecimientos gays por su estética.
Esto no significa, de ninguna manera, que sea un ataque sólo a la cultura heterosexual. Son varios los que han hablado de la misoginia dentro de la escena gay. Desde podcast como The Heart y su serie Pansy, hasta algunas de las crónicas de Wenceslao Bruciaga. El hombre gay, en muchos aspectos, antes de ser gay es hombre. Es común encontrarse con “No afeminados.” en las descripciones que tienen sus perfiles de Tinder, Grndr y otros sitios de “citas” (que no son más que apps de sexo casual).
Hay implícito un sentido de que lo femenino es inferior. Y sí, las jotas pululan, pero eso no ha hecho que el panorama cambie. Basta con escuchar una conversación entre homosexuales mexicanos para escuchar la palabra perra, o algún otro femenino despectivo, más de una vez. Este discurso permea la percepción en torno a las Drags, pues para muchos son sólo “la vestida, la mujer” perpetuando los estereotipos misóginos y machistas de los que hace burla el acto.
Soy quien soy y ¿puedo ser quien quiera?
De acuerdo con la revista Proceso “durante la presentación del informe de la CCCOH, como parte del Foro Homofobia y Derechos Humanos en México –en la Facultad de Derecho de la UNAM–, el investigador Alejandro Flores Medel, detalló que la mayoría de los mil 218 homicidios fue contra hombres (976), integrantes de la comunidad trans –travestis, transgénero y transexuales (226) y mujeres (16).” Lo cual deja claro que no sólo las preferencias sexuales son un problema de violencia latente aún sino que un alto porcentaje incluye a personas expresamente femeninas. Eso sin saber cuántos de los hombres asesinados eran afeminados.
Esta violencia tiene como consecuencia una alta tasa de migración, tanto nacional como internacional, de población lésbico-gay hacia la ciudad de México, que se ha convertido en una especie de “santuario” para la población gay. Ya saben, esa tierra prometida en la que casarse y adoptar es una realidad, pero también esa en la que encuentras cines porno en el centro, en los que “la acción es sólo entre hombres, joven”.
“Como Alicia en el país de las maravillas, he descubierto que el humor es un bisturí con el cual se puede hacer una crítica política y social, y el cabaret ha sido para mí ? un espacio de disidencia y de libertad creativa.” Roberto Cabral, 2015
La televisión y las masas
Fue en 2009 que Ru Paul’s Drag Race salió al aire, a partir de entonces el drag ha rotado de una forma, entre comillas, más aceptada hacia la cultura popular y sin duda en este siglo este ha sido el programa de distribución masiva que ha llevado este tipo de entretenimiento y sus cargas a un público más abierto.
Por mi parte, mi primer acercamiento al drag no fue con Ru Paul. Fue con Robin Williams en Papá por siempre. ¿O no es acaso la señorita Doubtfire una exageración de los estereotipos de lo que se busca en una niñera? En dado caso, la crítica estaba ahí y quizá, también una enseñanza perdida: Hay que acercarse a lo femenino para estar completo. No fue sino hasta que ya había convivido como mujer con sus hijos que logra hacer un cambio como hombre.
En cambio los acercamientos a el acto de vestir del otro género en la televisión mexicana no han sido los mejores. Como ejemplo recuerdo Por ella soy Eva, que tiene una trama relativamente similar a papá por siempre pero que su ejecución hace que falle totalmente al intentar transmitir su mensaje.
Fabulosa
Me es imposible ver al acto Drag separado del feminismo, así como me salta el carácter de protesta y contra que tiene, incluso desde su posición de contra. No es que su idea de lo femenina sea correcta, al contrario, reflejan la idea de una sociedad y la exageran de la misma forma que los medios lo han hecho hasta ahora. Transforman a la mujer en una caricatura, pero también al hombre y a la sociedad misma que da pie a que la caricatura se entienda.
Hay algo en común en las entrevistas que puedan encontrar en línea a drags mexicanos: En el acto de la representación han encontrado libertad y seguridad.
Quizá Kierkegaard podría tener una mueca de felicidad al darse cuenta de que hay, a diario, miles dando el salto de fé. Miles rompiendo las reglas que se imponen en contra de su libertad.
Hoy soy quien soy, no quien dicen que debo ser y me siento fabulosa.
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