En este momento no recuerdo cual fue la primer página en la que navegué por Internet, de lo que si me acuerdo es de ese momento recostado en el sillón de mi abuelo, cuatro de la mañana, libido puberto, tres horas de chat semi-calenturiento con una chica que jamás iba conocer y que probablemente ni siquiera era chica. Recuerdo ese momento ya que dos días antes un cuate me había contado de vaginas y el Golden Choice y cosas así, recuerdo ese momento porque sentí un poder incomparable; ahí, en la computadora de mi abuelo, lugar donde conocí el Internet; dentro de esa pequeña caja con cientos de circuitos estaba el mundo, un mundo abierto a todas las posibilidades, abierto como una rubia deseosa en las revistas de mi amigo el pervertido.
El mundo del porno entró en mis ojos con un par de clicks y desde ahí mi menté voló. Era como conocer la parte prohibida del barrio. Mis dedos temblaban, la cabeza me zumbaba mientras todas esas chicas me enseñaban que el sexo era algo mas que manos cubriendo entrepiernas, se podía quitar las manos, se podía navegar por las curvas de actrices y entrar. Apretar doble clic y entrar.
Lo mejor de esos momentos era el vértigo residido en la puerta del cuarto de mi abuelo, siempre roncando fuerte, siempre ayudándome a seguir en mi búsqueda. Cuando el viejo se paraba al baño todo aquel mundo se derrumbaba; un torbellino y estaba yo de nuevo tirado en el sillón, con las sabanas tapando el crimen, con el monitor apagado y la cpu procesando imágenes hacia la oscuridad.
Sin embargo siempre regresaba, la computadora era demasiado sensual. Por las mañanas la miraba con cariño. Ella mi brindaba todo lo que necesitaba, me escuchaba, me educaba y me daba placer. Formé una extraña relación con ella hasta el punto de sentirme destrozado cada que me alejaba de sus teclas. Llegué inclusive a engañarla con otras computadoras y sentir culpa.
Después, por supuesto, uno va creciendo; las computadoras antiguas entran en la menopausia y se transforman en viejas gruñonas que no son capaces de llevar a cabo los procesos que deseas.
Ahora, con mi nueva computadora todo es distinto; la maravilla de las lap es que las puedes llevar a todos lados. No se quedan en casa a esperarte para darte placer no; están contigo, se conectan donde sea, son las mejores servidoras del hombre y muchos de nosotros nos olvidamos de las mujeres por las teclas.
“Hazme caso, ya deja de estar en tu computadora”
Sin embargo tú sigues y sigues; bajas cosas, le compras memoria externa, la presumes, la lavas, la admiras cuando está apagada, la vuelves la chica perfecta, la vuelves lo que ellas jamás podrán ser y no te importa, sabes que sus circuitos nunca te abandonaran. Sabes, que muy en el fondo, matarías por ella.
Y qué más da que seamos así. Al final de cuentas siempre te terminas enamorando de quién te da opciones para complacerte.
Al final de cuentas, el Golden Choice es para los maricas que no se atreven a elegir la pornografía que le esconden a sus abuelos, noche tras noche.
(Arriba, Sylvia Kristel, reina del Golden Choice, no se hagan, si la conocen)
makuh
wow JAJAJAJA AWEVO EL GOLDEN CHOICE xd
Eileen Ornot
Estás malito. Me likes.
Bitacoras.com
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