Club América:

Se acabó un año futbolístico más, uno que no olvidaré nunca.
Desde que tengo uso de razón he amado y apoyado a mi equipo en todo momento; nunca lo he dejado solo y he tenido muy en claro que cuando gana, yo gano con él, pero sobretodo que cuando pierde yo también soy culpable.
He vivido muchas cosas a tu lado: momentos de felicidad, tristeza, coraje, he vivido muchas cosas por apoyarte, he conocido grandes amigos gracias a ti.
Este año fue excelente, de los mejores que he vivido a tu lado. Viví contigo dos torneos donde me hiciste vibrar al máximo, donde me diste tantísimas alegrías que no podré olvidar.
Siempre recordaré esa mágica noche de aquel 26 de mayo, cuando todo mundo te daba por muerto y yo seguía apoyándote porque sabía que tú podías hacer más. Un gol de Aquivaldo Mosquera que me hizo emocionarme al máximo, un autogol que tengo grabado en mi memoria; ese momento preciso cuando el balón tocó la red y entonces lloré de la alegría de saber que estamos hechos para realizar grandes hazañas. Esos tiempos extras donde me desgarré la voz apoyándote y dándote la motivación que te hacía falta; ese penal atajado por Moy donde todos teníamos claro quién iba a ser el campeón y como olvidar ese penal que anotó Layún con el que nos coronamos, donde esos desconocidos que tenías a lado se volvieron hermanos, donde lloré de felicidad como hace mucho tiempo no lo hacía. Esa fue la noche más hermosa que me hiciste pasar a tu lado este año.
Dime tú ¿qué te puedo reclamar? Fuimos líderes generales, perdiste solamente dos partidos en el torneo regular, le ganamos a Pumas, a Chivas y empatamos con el Cruz Azul, dejaste todo en la cancha cada partido que disputaste, aún con jugadores suplentes las últimas jornadas diste muy buenos partidos y demostraste que eras grande, jugamos una liguilla a su máximo y no te puedo reprochar nada porque en la final dejaste el alma en la cancha. No se nos dio el bicampeonato, pero ¿sabes algo? Yo te amo y eso no cambiará nunca y es un orgullo decir que somos un digno subcampeón porque le jugamos al máximo a la fiera, dejaste todo y simplemente perdimos el gol en el momento que no teníamos que hacerlo. Verte jugar esta final fue un deleite, pero lo mejor fue ver a una afición americanista que nunca calló, que nunca abandonó y que te agradeció hasta el último momento tu entrega; esa hermosa unión que logramos y que nos hace diferentes a cualquier otra afición; mientras unos reclaman o se enojan con su equipo, nosotros te agradecimos y estuvimos a tu lado y aún sin ser campeones el Azteca se rindió a tus pies, siguió cantando y apoyando al equipo sin importar el resultado, porque este amor que te tenemos va más allá de un estrella en nuestro escudo.
¿Recuerdas que tú y yo tenemos un trato? Nunca abandonarnos, siempre luchar hombro con hombro y dejar todo en la cancha, siempre juntos. No tengo nada más que un inmenso agradecimiento a cada uno de los jugadores que representan este equipo y que entendieron a la perfección que esto va más allá de ser parte del club, que esto representa un estilo de vida y que ellos demostraron el por qué están en esta institución.
Se vienen cambios en el club, pero tú sabes que yo siempre caminaré a tu lado y sé que este 2014 será un gran año para nosotros.
Gracias mi amado Club América por darme tantos recuerdos y tantas alegrías siempre.