Érase que se era, finales de los 60′, cuando al italiano Germano Celant, se le prendió la idea de nombrar como “Arte povera” a la nueva corriente que surgía a batallar con el arte y, que tenía más de común que de corriente… bueno, no, la verdad tenía “harto” de ambas, pero planteadas en una visión y apreciación bastante particular.
El Arte Povera, resúltase acuñado de la voz italiana “Arte Pobre”, y como esto indica, la práctica y concepción de sus obras eran bastante pobres, en toda la extensión de la palabra. He aquí el porqué (mentadas de conceptualistas malfumados, se atienden por separado): Ea!, pues señores, que los artistas militantes de esta contrapropuesta artística trabajaban con materiales comunes, de fácil obtención, o pobres, como madera, hojas o rocas, placas de plomo o cristal, fuego, vegetales, telas, carbón o arcilla o también, materiales de desecho y por lo tanto, carentes de valor real ni artístico. Su idea era huir de la comercialización del arte, luchar contra la industrialización, lo prefabricado o preideado, lo mecanizado o demasiado elaborado, y lo hacían creado su obra a través de la manipulación del material y la observación de sus cualidades específicas; según ellos, explotándolas como arte en sí mismo, dentro de lo cual se acentuaba la valoración tanto del proceso creativo como del material; la libertad de crear lejos de las presiones de un un mercado artístico que esperaba “x” producto, el despojarse de crear para satisfacer a un espectador, que ya está educado a lo que el arte debe brindarle, y en vez de eso experimentar, forzar al público a formar parte del concepto general de la instalación, obligarlo a explotar nuevas formas de percepción, creando así una ruptura y unión al mismo tiempo del entorno artístico y urbano; el despertar de un nuevo diálogo arte-objeto-espectador.
Seeeh… suena bien ¿eh?.
Suena, pero no se ve igual, así como lo mencioné antes, este es un “arte pobre”, en toda su extensión: su obra es POBRE.
Estoy de acuerdo con la experimentación y la contraposición al comercio por el comercio o a la explotación y degradación del arte por la industrialización de la vida… pero, peeero, una cosa es que yo sea una malviajada por excelencia y le pueda encontrar diez mil sentidos a lo que no lo tiene y otra que se vayan al extremo de lo que le sigue.
Recién fui a una exposición de esta corriente y mi hambre se quedó con hambre. Creo que una cosa es tener un concepto genial, y una idea de tumbar de la silla lo que creemos erróneo y otra caer en la exageración de la nada, y peor aún en la alabanza, a la pobreza de la práctica, sólo por que se basa en un concepto digno de grandes mentes.
La exposición muestra el trabajo de grandes artistas reconocidos de esta corriente, y de verdad se me hace difícil, que en algunas se exhibe el hecho que son de “colección particular”; no puedo creer, que el hecho de “crea fama y échate a dormir” sea tan palpable, como que alguien posea en su galería personal, una obra que es una reproducción de una pieza simple del día a día, incluso antes de que ese autor la “creara”.
Hay maneras de plantear antítesis y, a mí muy particular forma de ver, esta, resulta pobre.
En fin, les dejo el link, para que juzguen por ustedes mismos.
Al menos el muac, vale la pena visitarse porque ése, es una obra de arte en sí mismo.
http://www.muac.unam.mx/webpage/index.htm
makuh
interesante ,.-