Frida Kahlo cumple 103 años

“Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad”.

Mucho podría decir, hasta una biografía quizás escribir. No le veo el caso, Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón merece más que eso. A ciento tres años de su nacimiento, hoy la seguimos considerando como una gran pintora, gran icono del Partido Comunista, gran mexicana, gran rebelde y luchadora, gran mujer.

A pesar de tantas tragedias ocurridas al paso de los años, una relación tormentosa, innumerables accidentes y operaciones. Traumas y desamor. Tristeza, dolor. Amor y pasión. A pesar de todo, eso no es lo que caracteriza a Kahlo. Sus pinturas, su valor, su esencia, su talento y sobre todo, su arte. Quitándose esa sombra que la acobijaba, la sombra de su esposo. Sombra, que al paso del tiempo, se fue desvaneciendo basándose en su talento, su estilo, su personalidad y sobre todo, en su trabajo.

Todas aquellas obras, reflejando su angustia y dolor diario, pasión, ternura y su vida,  completamente personal y metafórico provenientes de los acontecimientos que más marcaron su vida. Autorretratos que expresaban sus sentimientos, pensamientos y emociones, expresando la verdadera Frida, aquella que solo ella conocía del todo. Tal como ella dijo “Pinto autorretratos porque estoy gran parte de mi tiempo sola, porque soy la persona a quien mejor conozco”.

Sin embargo, aun nos queda la duda de muchas de las cosas que sabemos de ella y de su vida. Historias que al paso de los años se han ido profundizando y aclarando lo que se pensaba de ella y de su vida, de su relación con su compañero, admirador y crítico, Diego.

Independientemente de las historias, la verdad, las mentiras, la realidad, lo equivocado, lo inventado y demás, no podemos dejar de aceptar que Frida se volvió un icono de la pintura mexicana.

Hoy, después de 103 años de su nacimiento, la seguimos considerando como lo que fue y es, una artista.

Coméntanos, ¿cuál es la obra que más te gusta de Kahlo?