Comenzar un año es algo que no a todos nos gusta. Pero es un buen momento para revisar cómo es que hemos llevado nuestra vida y lo que esperamos hacer en los próximos meses.
Seamos honestos, después de tanta comida, fiesta y gastos (a pesar de que queramos cumplir los propósitos que decidimos hacernos hace unas horas) quizá no sea tan fácil lograrlos o poner manos a la obra. Pero no te desanimes, ya que con la llegada de un nuevo año llegan 52 nuevas semanas para lograr hacer realidad todas esas cosas que te propusiste hace unas horas.
Pero, ¿Cómo lograrlo si no te sientes tan animado como cuando estabas todo eufórico, consecuencia del brindis, la comida y tantos seres queridos a tu alrededor? Aquí es donde me gustaría comenzar.
Tus propósitos tienen un fin común.
Queramos o no muchos de los propósitos que nos hacemos apenas inicia el año, más que ser un reto, son un pacto con nosotros mismos para mejorar nuestra vida.
Ya sea bajar de peso, comer sanamente, hacer ejercicio, trabajar mejor, etc. Todos tienen algo en común, todos son para que tú estés mejor día con día.
Por lo que un pequeño truco para que no se te haga tan pesado pensar en todos los propósitos que te hiciste es pensar en un solo objetivo: “Estar mejor”.
En un principio quizá suene muy vago, pero te permitirá enfocarte en muchas acciones sin sentir el peso de todos tus objetivos y conforme vayas mejorando aspectos que habías elegido mejorar, te darás cuenta que puedes ir sumando nuevas actividades que te ayudarán a lograr todos tus propósitos este 2018.
Aprovecha tu entorno para incentivarte.
Si bien enfocarte en un solo objetivo a lo largo del año ayuda mucho. También debemos aceptar que mantener nuestro entorno lo más apegado posible a nuestros propósitos ayuda muchísimo para poder llevarlos a cabo.
Por lo que sería buenísimo que buscaras tener un entorno que se asemeje lo más posible a tus propósitos. Por ejemplo, si uno de tus propósitos es hacer más ejercicio, asegúrate de al menos una vez a la semana salir a dar la vuelta por un parque o cerca de gimnasios. Independientemente de si te ejercitas o no en ese momento. Otro ejemplo podría ser darte una vuelta por el pasillo de las frutas y verduras cada que vayas al súper. Puede que no te den ganas de iniciar una dieta mientras paseas por ahí, pero te aseguro que alguna fruta o verdura que agregues a tus comidas por antojo ayudará mucho a tu salud.
Muchas veces, solo necesitas que tu entorno te contagie las ganas de hacer alguna actividad. Y detalles tan pequeños como estos siempre ayudan a recordarte lo que quieres.
Meses, metas y prioridades.
Siendo honestos, tener una meta tan dispersa no siempre es lo mejor. Mucho menos si somos el tipo de personas que necesita una estructura para poder llevar a cabo nuestros propósitos.
Aquí es donde puedes jugar un poco con la planeación de tu año y planearlo de una fórmula modular haciendo que cada mes mejore algo distinto y solo vayan sumando distintos aspectos positivos a tu meta.
Por ejemplo, si quieres perder peso, puedes comenzar Enero aprendiendo sobre cocina y alimentos. Aprender a ver qué alimentos requiere tu cuerpo, cuáles no y qué platillos podrías preparar cada día con estos. Si quieres mejorar la calificación de varias materias, puedas comenzar a ocuparte de una distinta cada semana, hasta que te ocupes al cien de todas.
De esta forma, Enero puede ser para mejorar tu alimentación y Febrero enfocarte en actividad física. O puedes tener un Enero con un pequeño ahorro y un Febrero con un par de viajes.
Todo es cuestión de perspectiva.
Quizá lo más importante para lograr tus objetivos, más allá de las metas, es la percepción que tengas de tu situación actual y del punto al que quieres llegar.
No es lo mismo buscar tu objetivo completo de un golpe que verlo como 20 objetivos pequeños. Los cuales podrías lograr mucho más fácil y no representan un esfuerzo tan grande como la suma de todos estos.
Pero una cosa es soñar y otra entrar en acción. Y por mucho que queramos, si no pensamos en resultados específicos y no monitoreamos nuestro trabajo. No servirá de mucho nuestro esfuerzo. Por lo que lo mejor para llegar a cumplir nuestros propósitos es dar seguimiento a nuestro trabajo y buscar cómo mejorar nuestras acciones. Lo mejor para que sintamos que está valiendo la pena nuestro esfuerzo es, además de monitorear, comparar el progreso que llevemos y ver nuestro avance.
Te recomiendo poner metas más palpables que genéricas. Por ejemplo, en lugar de “correr un maratón en 1 mes”. Puedes ir de 500 metros en 500 metros hasta llegar al maratón.
Al final del día, puedes tener objetivos a cumplir día con día, pero la falta de constancia y enfoque son algo que pueden no permitirte continuar con estos. Pero como puedes ver, un pequeño cambio de perspectiva puede ayudar a que todo lo que tienes en mente para este 2018 sea posible y al final del año no termines burlándote de lo que pensaste al iniciarlo. Como a muchos nos ha pasado.
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