Hace unas semanas fui a ver una película muy peculiar que me transportó directo a la adolescencia. Tengo que confesar que estaba temerosa de que me decepcionara, ya que desde que la vi anunciada en la 55 muestra internacional de cine de la Cineteca Nacional me emocionó tanto que estuve cazándola en distintas salas de arte, pero por una razón u otra no conseguía verla y tuve malísima suerte porque salió de cartelera; tuve que esperar varias semanas para que la sacaran otra vez a exhibición. Por fin, el Cine Tonalá la tuvo en un horario perfecto para poder verla (que por cierto fue mi primera visita a ese cine y aseguraron una segunda con sus cocteles permitidos al ver la película y la sala lúgubre y underground). Les cuento todo esto para que entiendan mi entusiasmo por la película.
[quote_left]”Yo vi niñas punketas y dije, tengo que ver eso”[/quote_left]Su nombre es ¡Somos lo mejor! (Vi är bäst!) y la historia se centra en tres niñas de 13 años en Suecia de 1982 que están unidas por un lazo de amistad así como por su recién estrenada banda de punk. Yo vi niñas punketas y dije tengo que ver eso. A pesar de que abriera mis ojos por primera vez varias décadas después de que naciera el punk, siempre me he sentido atraída a este género musical que rechaza dogmas y le escupe en la cara al sistema; tal vez gracias a mi familia disfuncional, situaciones crueles que he enfrentado o a mi gusto de llevarle la contraría a todo mundo, el punk y sus subgéneros me ayudaron a encontrar un camino que seguir en la adolescencia donde estaba más que permitido odiar a todos: a los adultos, a los maestros o a las amigas que te tratan diferente porque no te gusta pasar una hora arreglándote antes de salir a la escuela.
Klara es líder nata del grupo, quien dice qué tan buen o mal punk eres. Bobo, insegura y con poca autoestima, busca un lugar donde poder encajar. Y por último Hedvig, una niña religiosa con talento musical, se convierte en el foco de atención de las dos primeras quienes están embarcadas en la aventura de crear una banda de punk sin saber siquiera tocar una instrumento pero de eso se trata el punk, ¿No?.
Con un himno de odio hacía los deportes, la banda se presenta en un evento local y solitario donde nos son bienvenidas nada bien. Entre maldiciones, escupitajos y empujones revivimos las escenas de grupos como Sex Pistols, Patti Smith, Dead Boys, The Ramones o The Runaways en el CBGB y todo para dejar claro que hay cosas más importantes sucediendo en el mundo como para preocuparse por el marcador de un estúpido juego de fútbol, pero también para demostrar que el punk no ha muerto y nunca lo hará mientras existan jóvenes que estén dispuestos a hacer las cosas a su manera porque el punk va más allá de la música, es gente normal valiéndose de instrumentos y gritos para hacerle ruido a su causa y como dice Debajo del promedio (Punk Rock de Tijuana) “Yo sólo me quiero expresar…no importa que sea punk, no importa que sea ska todo lo que quiero es música escuchar”.
La película nos habla de la amistad en la adolescencia porque a pesar de todos los problemas que pasan estás chicas con el amor, las creencias religiosas y la vida familiar de cada una de ellas, encontraron en el punk un lazo que las dejará crecer juntas por un rato más. Pero de igual forma nos habla de los hechos históricos de la época: la presencia del punk en Europa y de como las campañas de izquierda lo tomaban como medio de difusión en contra de la guerra nuclear por lo que podemos escuchar a lo largo de toda la película palabras como “fascista”. Está interesante (si te gusta el punk) echarle una ojo al soundtrack que seguro te sorprenderá.
Para enterarte de donde poder ver está película visita su facebook: We are the best / Somos lo mejor
Me despido diciendo que ojalá yo hubiera tenido unas cuantas amigas punketas que me ayudaran a decolorar el cabello, me perforaran el labio o brincarán conmigo en el Alicia. Lukas Moodysson me sacó una lagrimita con su película.
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