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Las uvas de la ira

«Y en los ojos de la gente se ve el fracaso; y se ve cómo crece la ira en los ojos de los hambrientos. Y en sus almas se hinchan y maduran las uvas de la ira, preparándose para la cosecha.»

Los Joad se ven forzados a salir de Oklahoma a buscar un mejor futuro, pues las deudas y las sequías han logrado dejarlos en la ruina, consecuencia de la Gran Depresión que vive el mundo. Emprenderán su camino hacia California, la tierra prometida para todos aquellos que lo están perdiendo todo. A lo largo del camino se encontrarán con ciertas situaciones que los harán dudar de si vale o no la pena seguir el camino.

Desde hace mucho tenía en mente leer este libro, pero me intimidaba un poco, lo propuse en un club de lectura en el que participo y así fue como me acerqué a esta historia. Una realidad muy cruda y que a pesar de la temporalidad del libro, se puede comparar con la situación actual. La historia es muy buena y ayuda a entender mejor todo lo que se vivió en ese tiempo: los problemas económicos, el abuso hacia los necesitados, la discriminación que vivían, el abuso de poder, la pobreza extrema, entre otros.

Antes de contarles sobre el libro, quiero darles un poco del contexto histórico en el que se desarrolla para poder entender mejor la situación a la que se enfrentan los protagonistas.

La Gran Depresión fue una consecuencia de la Primera Guerra Mundial, pues al terminar los países involucrados quedaron en la quiebra y Estados Unidos decidió darles préstamos para que pudieran mejorar su economía. Hubo una expansión de la industria estadounidense que logró su estabilidad económica en este periodo. Esto también trajo una desigualdad porque la agricultura tenía excedentes y los precios eran muy bajos y a su vez, los salarios de los que trabajaban en el sector de la industria no crecían tan rápido como se esperaba. Hay que agregarle que hubo un incremento de la automatización, lo que significó mayor desempleo y excedentes industriales en una sociedad que no tiene los recursos para el consumo, tanto nacional como internacionalmente. En 1929 el mercado de valores hizo crisis, muchos negocios y bancos quebraron y empezó la Gran Depresión que afectó a todo el mundo por su relación con Estados Unidos. Aunque los estadounidenses tomaron medidas de emergencia, hubo sectores que no lograron salir bien de esta crisis, uno de ellos fue la agricultura.

Si quieres conocer más sobre el impacto de la Gran Depresión desde la perspectiva de la población, lo que tuvieron que vivir la mayoría y de su forma de enfrentarlo, este es un libro indispensable. La mayoría conoce este hecho histórico por lo que se enseña en la escuela y lo que significó vivirlo como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, pero casi siempre se deja de lado la realidad en la que vivían la mayoría y aquí vas a encontrar esos detalles que son parte fundamental del problema y que también refleja todo el impacto de una guerra.

En lo personal, al principio me costó un poco de trabajo, pero llegó un punto que me enganchó y se volvió una lectura muy amena y seguro será uno de mis libros favoritos del año. La historia empieza con el regreso de Tom Joad después de cumplir su condena en la cárcel por matar a una persona, gracias a su buena conducta le reducen su sentencia y puede volver a casa. En el camino se encuentra con el reverendo Casy, quien decide acompañarlo a su casa. Al llegar se da cuenta de la realidad que está viviendo su familia; una mala cosecha hace que pidan prestado a los bancos y que llegue un punto donde ahora ellos son los propietarios y los sacan de su hogar. Tom se encuentra de frente con una realidad que no esperaba y tiene que unirse a su familia a un viaje que los llevará al otro lado del país, donde supuestamente encontrarán la estabilidad que desean. Una familia que está compuesta por sus abuelos, hermanos, su cuñado, su tío, sus padres y ahora el reverendo. Todos recorrerán el camino, algunos con mucho entusiasmo y listos para lo que viene y otros más obligados.

La realidad que te plantea el libro no es exclusiva de ese tiempo ni de esa región, creo que por eso se vuelve un libro tan emblemático porque cualquiera se puede ver identificado. Se tiene una familia que lo pierde todo por no saber en que se está metiendo y que el mismo banco abusa de eso para lograr hacerse de sus tierras y dejarlos en la ruina; una familia llena de ideas y prejuicios sobre las cosas que los hace pecar de inocentes y, sobre todo, que los cohíbe para exigir lo que deben. Si a esto se le agrega una discriminación enorme por parte de la demás población por las ideas preconcebidas que tienen de estas personas que van emigrando, se tienen muchas injusticias hacia ellos. Aquí también se ve el abuso de poder por parte de las autoridades que deciden hacerlos quedar como los enemigos número uno de cada uno de los lugares que van pasando, lo que genera mayor odio y molestia en su paso cuando en realidad no están haciendo nada malo y tampoco su fin es quedarse ahí. También el abuso de poder va en el querer manipular a la gente porque ellos necesitan el trabajo; bajar los salarios para conseguir la mano de obra lo más barato posible y así abusar de la necesidad de estas personas sin realmente interesarles las condiciones en las que los tienen y que justo esto también sea una de las cosas por las que los van a discriminar. Queda muy palpable la pobreza extrema en la que se tiene a estas personas; basta partir de la idea que pierden todo y tienen que salir a buscar la forma de llegar a esta tierra prometida pensando que allá tendrán la oportunidad de una mejora económica, cuando en realidad llegan a un lugar donde sólo se abusará de ellos por la condición que tienen y en lugar de mejorar, empeorará su situación hasta el grado que trabajarán prácticamente solo por algo que comer y donde quedarse.

Aunque todo esto plantea una época en Estados Unidos, fue un poco frustrante recordar que estas cosas se ven incluso en México. La forma en que son engañados y llevados al otro lado del país es algo que desafortunadamente sigue pasando aquí. Recuerdo un caso de personas de Oaxaca que fueron llevados a cierto municipio de San Luis Potosí con el propósito de trabajar en la creación de una empresa, se les prometió un gran sueldo y todos los gastos pagados siempre y cuando esperaran la primera quincena para poder tener dinero. Mucha gente se fue sin dudarlo porque para ellos representaba una gran oportunidad de trabajo; al llegar se encontraron con otras condiciones y a los quince días los corrieron sin paga. Esas personas estaban muy lejos de su lugar de origen y sin dinero para regresar o incluso comer, afortunadamente la gente de la región se unió para ayudarlos a regresar e impedir que se volviera a repetir la situación. Y aunque ya hay muchos años de diferencia entre la época que se escribió el libro y la actual, te puedes dar cuenta que es un tema y una situación que sigue existiendo.

Me gustó muchísimo encontrarme con un libro que planteara estas situaciones como eran, sin querer endulzarlas ni generar una idea romántica de la situación porque es la realidad de muchas personas en la actualidad. También me gustó lo mucho que se puede identificar por lo que pasa la gente con la migración, un tema que en la actualidad es muy hablado por todo lo que sucede en el mundo. En México se vive muy de cerca ambas caras de este hecho: aquellos mexicano que se van a Estados Unidos a buscar un mejor futuro y los centroamericanos que llegan al país para seguir su camino al norte. Al leer la forma en que eran tratadas estas familias que solamente buscaban una mejora en su vida, no pude evitar pensar en las situaciones que se han dado tanto en México como en EUA el último año. La tierra azteca se ha convertido en un filtro con muchas injusticias para los migrantes centroamericanos y aunque se sabe que desafortunadamente esto es algo que ha pasado por muchos años, este último se vivió una crueldad y un cinismo que por lo menos a mi no me había tocado ver. Justo es lo que pasa esta familia que aunque transitan por estados donde su fin no es quedarse ahí, en automático se les tacha de ser los peores y se busca la forma de agredirlos e incluso hacerlos caer en provocaciones para justificar lo que les harán; esto no esta nada alejado de la situación actual de México. Se está viviendo una discriminación enorme para estas personas por que se les asocia y se les considera delincuentes por el simple hecho de ser centroamericanos, una serie de prejuicios que tanto medios como el mismo gobierno se han encargado de difundir y generar el terror en la población para que sean ellos los que les hagan el camino mucho más difícil a estas personas. Por otro lado, se está viviendo este mismo problema en Estados Unidos, pero ahora dirigido hacia nuestros paisanos; ni con esto se ha logrado generar una empatía que ayude a reducir el discurso de odio que se sigue repitiendo. Este libro es un claro reflejo del sueño americano que se sigue persiguiendo y que sigue teniendo las mismas condiciones: mano de obra barata, discriminación y violación a muchos derechos humanos.

El tema de la familia como la base importante de todo me hizo recordar a la estructura de las familias mexicanas, que todos juntos luchan por el mismo objetivo. La situaciones por las que van pasando llevan al límite a muchos de los miembros y el autor deja reflejada esa frustración, enojo e impotencia que viven de tal forma que te puedes sentir identificado. A pesar de eso, la mamá sigue luchando por esa unión y muestra ser la fortaleza de todos para lograr el sueño de llegar a California aunque se complique cada vez más.

Hay una parte que habla del abuso por parte de los vendedores, pues al ver la posibilidad de subir sus costos en ciertas cosas y comprar lo que ellos les venden a un precio de risa, no dudan en hacerlo. Me impactó que su forma de justificarse tenía mucho que ver con un dicho mexicano con el que siempre he tenido un problema muy grande que es “El que no tranza no avanza”. Decían que si ellos no se aprovechaban de la situación de estas personas, más adelante alguien lo haría y creían que hacían lo correcto porque al final la situación en la que se encontraban era por su mala administración. Me recordó la cantidad de veces que he escuchado que la gente está como está porque quiere, cuando en realidad nunca se piensa en las circunstancias reales en las que viven esas personas y la cantidad de obstáculos que se tiene que enfrentar por no haber nacido en una situación de privilegio y que a veces es esta cantidad de trabas las que hacen que desistan y prefieran asumir otra postura. Tampoco somos capaces de afrontar la parte de responsabilidad que nos toca por ser parte del problema y no levantar la voz cuando se tiene que hacer. En el libro los mismos vendedores y pobladores se creen con todo el derecho de criticar y suponer lo que viven los migrantes sin aceptar que ellos mismos están ayudando a que se provoque este problema.

Las uvas de la ira es uno de esos libros que me dejó mucho que pensar por la cantidad de temas que aborda y la forma en que lo hace. Siento que la lectura tuvo un mayor impacto en mi porque veía reflejada muchas cosas que veo en mi país a pesar de los años y circunstancias que nos separan. Es un texto que se tiene que leer por lo necesario que es hacer una reflexión sobre el papel que desempeñamos en cada una de estas injusticias que podemos vivir o podemos ocasionarlas. Es una historia que reta al lector, que le abre los ojos y que seguramente no dejará indiferente a quien decida darle una oportunidad.

Si quieres conocer mis frases favoritas del libro, aquí las puedes leer.

Si ya leíste esta novela, coméntanos en redes sociales qué te ha parecido. Si aún no lo haces, esperamos que te animes después de leernos.

Nos leemos pronto.

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